Una relación pornográfica

Por Fabián D´Amico

Lo atractivo en un hecho teatral es encontrarse frente a una obra difícil de encuadrar dentro de un género definido. Una cuestión riesgosa ya que puede ocurrir que el público se desconcierte ante esa propuesta, teniendo en cuenta que se considera género a la condición de previsibilidad que pesa sobre un discurso artístico. Algo de esto ocurre en "Una relación pornográfica" la obra teatral de Philippe Blasband, conocida mundialmente por su versión cinematográfica protagonizada por Nathalie Baye y Sergi Lopez y que en nuestro país protagonizan Cecilia Roth y Dario Grandinetti.

Situada dentro de la comedia dramática, con mucho humor, romance y ciertos toques de emoción, lo peculiar de "Una relación pornográfica" es el tono narrativo elegido por la adaptación de Pablo Kompel y la dirección de Javier Daulte para el relato de la historia. Una pareja se encuentra en ese sitio, sin saber sus nombres, direcciones u ocupaciones. Solo se citan para tener sexo, para cumplir una fantasía que ella quiere cumplir y que publicó en una revista de citas sexuales. Todos los jueves a la misma hora la ceremonia se lleva a cabo no sin antes mediar conversaciones que a medida que pasa el tiempo se transforman en más interesantes e intimas que el encuentro sexual.
Las acciones teatrales son escasas y en cierto sentido básicas pero sin que esto quite intereses a la trama. La centro de atención se encuentra en la narración, en la manera en que ella y el se dirigen a la audiencia y van relatando esas vivencias. La cuarta pared parece por momentos desaparecer y cuando todo hace suponer un monólogo de ella, de el o de ambos a la vez, mostrando su punto de vista disímil sobre el mismo acontecimiento, la acción teatral, el dialogo entre los protagonistas comienza sin mediar ningún indicio (cambio de luz, de elementos escenográficos) que quiebre las distintas manera de contar la historia.

La puesta de Daulte es dinámica en cuanto a los desplazamientos en escena-cuenta con una de las escenografías de mayor cuidado estético y elegancia vistas en los últimos tiempos dentro del teatro comercial, creada por Alberto Negrín- y a la vez displicente en cuanto a las emociones. El director opto por una óptica gélida para cristalizar los encuentros entre estos dos seres, y cuando los sentimientos brotan son inmediatamente reprimidos. Frialdad que se traslada a la original manera de retratar los encuentros sexuales mediante coreografías de Carlos Casella donde los cuerpos apenas de tocan y la música remite más a un baile de salón que a un fogoso contacto entre seres cuyos encuentros son solo pasionales.

Esta pátina de apatía se traslada a la marcación actoral, siendo una decisión propia de la dirección, sin que esto haga mella en las magnificas interpretaciones del dúo protagónico. Cecilia Roth muestra aplomo y madurez interpretativa en su personaje, logrando transmitir ese distanciamiento propuesto desde la dirección. La belleza de la actriz y su registro interpretativo hace imposible no comparar este trabajo de Roth con los realizados por Catherine Deneuve en el cine Frances. Dario Grandinetti es quien aporta la cuota de emoción a la pieza. El actor despliega un amplio abanico de sentimientos, mostrándose cómodo en todos y en especial disfrutando de los pasos de comedia que habilita la trama donde reafirma su talento y ductilidad. Una combinación perfecta en las actuaciones entre la razón y los sentimientos, sostenida en la trayectoria de ambos y en la química presente sobre el escenario.

Un texto particular que plantea hasta que punto son posibles las relaciones sexuales sin sentimientos, una mirada aséptica sobre las mismas, dos excelentes actores, un marco escenográfico impactante y una forma de narrar innovadora hacen de "Una relación pornográfica" un espectáculo altamente recomendable, de aquellos que ameritan un café post función para debatir sobre los interrogantes que habilita esta propuesta artística.