Pato a la naranja

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Por Fabián D´Amico

Efectiva comedia, con inteligente adaptación y dirección,que permite el lucimiento de Nito Artaza y Miguel Angel Cherutti.

El viernes 3 de agosto de 1973 un corresponsal en Argentina del diario español ABC escribe un informe sobre una exitosa obra teatral que un actor “gallego” representa y dirige en el Teatro Avenida de Buenos Aires. El cronista recoge las críticas elogiosas recibidas por la pieza en los diarios argentinos y relata el éxito de público que noche tras noche llena la sala teatral porteña. El actor es Alberto Closas y la obra Pato a la Naranja. Cuarenta años han pasado de ese relato, la pieza se reestreno en esta temporada en Mar del Plata y el suceso parece ser el mismo.

La historia de la obra es simple y responde a la reglas del género. En el estreno original ocurrido en 1967, el protagonista es un publicista exitoso quien descubre que su esposa lo engaña con un playboy millonario. Pergeña un plan para recupera a su mujer haciendo de cuenta que la situación descubierta no lo afecta y que por el bien de los hijos en común deben realizar un divorcio no controversial. Simulando tener una mente abierta, el protagonista invita al amante de su mujer a pasar un fin de semana de “despedida de casados” incorporando al convite a su agraciada secretaria. Con el cuarteto formado más la mucama, infaltable en toda comedia que se precie de tal, el plan comienza a cobrar forma. Flirteos de ambas parejas, celos mutuos, desconcierto en los invitados y una cena cuyo plato principal es Pato a la naranja crea un clima de plena diversión para la audiencia que sigue la trama entre risas y carcajadas.

El éxito actual de la pieza no se debe solo a la pluma de los autores Home-Sauvajon, sino a la inteligente adaptación de Sergio Marcos que moldeo la efectiva aunque clásica comedia de salón a las características e historia escénica de la dupla protagónica. La actividad del marido engañado ya no es la de publicista sino la de cómico de un exitoso programa de televisión, situación que le permite a Nito Artaza contar muchos de sus consabidos chistes y mechar dentro del texto temas de actualidad. El playboy, interpretado por Miguel Angel Cherutti, utiliza la voz de Sandro para sus escenas de conquista amorosa. Este juego permite una complicidad con la platea que aplaude a telón abierto cada una de estas “perlitas” extras de la obra. Es mérito de la acertada dirección de Carlos OIivieri que las mismas no interfieran en el desarrollo de la obra sino que sumen para el divertimento de la audiencia y que la cuarta pared- tan necesaria para el verosímil de la trama de una comedia- nunca se derribe ni se traspase como en la revista.

Una contención de la dirección que se traslada a la marcación actoral. Nito Artaza y Miguel Angel Cherutti están interpretando personajes de ficción y lo hacen de manera certera. Artaza, más acostumbrado a los pasos de comedia que interpreta desde siempre en el teatro de revista, se mueve con total comodidad en los momentos donde la trama se vuelca a la comedia física y su actuación no desentona cuando la historia se torna más seria hacia el desenlace. Más rígido pero no menos eficaz se lo ve a Miguel Angel Cherutti en su debut como actor. Pero el ritmo aceitado que la pieza necesita lo brinda la participación de Adriana Salguerio. Es la verdadera bastonera de la comedia, dando los pies necesarios para que sus compañeros no se desborden y regresen a la acción cuando los aplausos de la platea los distraen de su verdadero rol. Una actuación brillante, que demuestra el crecimiento de la actriz como fina comediante y portadora de una belleza y elegancia arrolladora. Junto a ellos, el desparpajo y frescura de Andrea Estévez y un personaje muy desdibujado, como el de la mucama, por la inexpresiva Kitty Locane.

El vestuario elegante de Javier Peloni y un acertado aprovechamiento del pequeño espacio del escenario del Enrique Carreras por Daniel Feijo, quien logra una ambientación lujosa, son el marco técnico para Pato a la naranja, una comedia efectiva para que el público vuelva a aplaudir juntos sobre un escenario a la dupla Artaza-Cherutti.