Para sibaritas teatrales

Por Fabián D´Amico

“La Celestina”: texto, puesta y actuaciones de alto nivel, en la temporada marplatense.

Cuando un veraneante quiere acceder a buen teatro y con precios populares en la ciudad de Mar del Plata, no duda en concurrir al Teatro Auditórium. Año tras año, importantes producciones, textos clásicos, grandes elencos engalanan sus escenarios. Durante la presente temporada, y con un cambio en las autoridades políticas, esa calidad y oferta no menguo. Con un convenio cultural entre la provincia y la ciudad autónoma de Buenos Aires, se presentan en el complejo marplatense, piezas estrenadas en el Complejo Teatral de Buenos Aires.

Una de ellas, que ocupa el escenario de la Sala Payró, es “La Celestina”. Obra clave de la literatura española y mundial, escrita en el siglo XV, es recreada, en esta oportunidad por Daniel Suárez Marzál. Con una reducción en cuanto a duración y cantidad de personajes, Marzal ofrece una creación personal de la pieza, centrándose en tres personajes centrales, a los cuales dota de un dramatismo que roza la tragedia, pero tamizada a través del romanticismo y con altas dosis de humor. Esta combinación de registros está plasmada en el relato de la historia de amor juvenil y pasional, entre Calisto y Melibea, y la concreción del mismo, gracias a la intervención de una vieja prostituta llamada Celestina, que mediante pagos y favores de diversas índoles, oficia de vínculo entre los enamorados.

Manteniendo el lenguaje y la esencia del original, los noventa minutos de esta versión que concentra el interés y la potencia del texto en estos tres personajes, tiene la impronta que Marzal le impone a cada una de sus propuestas. Al igual que en “El Perro del Hortelano, otro clásico de la literatura española abordado con éxito por el director, se aprecia su formación como régisseur. Una puesta en escena de La Celestina que privilegia el buen gusto escénico con recursos minimalistas, pero de primer nivel. Un dispositivo escenográfico en donde se proyectan bellas y oníricas imágenes, vestuario visualmente bello y funcional al desplazamiento de los actores, una música original que nos remite a la época en que fue escrita la pieza. Elementos que como buen conocedor de la opera, Marzal maneja a la perfección y que da un marco adecuado y refinado para el lucimiento de los actores.

Elena Tasisto realiza un trabajo intenso, cargados de matices y comprometido en cuanto a su físico. Desde la agilidad al comienzo de la obra, hasta su final, el cuerpo (y la voz) de la actriz sufre transformaciones admirables y conmovedoras, dotando a su Celestina de infinidad de tonos, sentimientos y sensaciones que llegan de fuerza arrolladora a la platea.

Sergio Surraco ofrece una vigorosa composición. Su Calisto tiene una fuerte personalidad, en donde la pasión desbordada de un gran amor, puede llevarlo desde una profunda pena, a una desenfrenada alegría, que el actor canaliza de manera precisa, siendo los encuentros con Celestina, de intensa energía y mágica comunicación.

unto a ellos, Malena Solda, cumple de manera sobria con su trabajo, ganado fuerza su criatura hacia el final de la obra.

La Celestina nos enfrenta a miserias y valores tan actuales como los eran en su concepción, posibilitando al público reencontrarse con la palabra, elemento fundamental en el teatro, pero a través de una versión, puesta y dirección admirable de Daniel Suárez Marzal.