Mar del Plata :Teatro de verano

Por Fabián D´Amico

Cobertura General

Mar del Plata es una ciudad que se caracteriza, además, de su belleza natural, y de su excelente infraestructura edilicia, por ciertos lugares especiales, como la rambla, los lobos marinos, y “costumbres típicas”, como son: el casino, los alfajores y el TEATRO.

La actividad teatral, comenzó en forma esporádica, a fines de los 50, cuando compañías teatrales de Buenos Aires, visitaban Mar del Pata, para realizar una serie de funciones. Pero el factotum principal de la existencia de una temporada estival, verano tras verano, fue, sin duda, Darío Vittori, quien en la década del 60, desembarcó en esta ciudad para permanecer todo el verano, realizando éxitos de taquilla que, al día de hoy, sería utópico de pensar; cuando al salir a la venta las localidades para toda la semana, se agotaban las mismas, en el acto.

Además de crear una plaza teatral como la de Mar del Plata, Vittori, creó un estilo de teatro de verano, en donde llego a declarar a la prensa, que el hacia “teatro para no pensar”, y que cuando ganase el suficiente dinero, se daría el gusto de hacer un drama importante, logrando esto último, en el Teatro Cervantes de Buenos Aires, con una recordada versión de uno de los mayores éxitos de Armando Discépolo.

El estilo de teatro para “no pensar” o teatro de “living” , ya que era la única escenografía en donde se desarrolaba toda la acción de la pieza, fue un clásico durante los 70, con obras de Abel Santa Cruz y Jorege Bellizi, con elenco armados en base a éxitos televisivos, juntándose en una misma puesta nombres como Bebán, Satur, Bredeston, y concitando la atención del público que colmaba las salas y hacían colas interminables para conseguir una localidad, fenómeno solo repetido en ocasión de los shows realizados por los Midachi en los 90.
La década del 70, fue la época de oro de las temporadas marplatenses, estableciéndose en la ciudad, y conviviéndose en un clásico, la Familia Carreras, con sus revistas “blancas” y grandes éxitos como el caso de “Frutillas”, la cual se trasladó a la cartelera porteña, y tiempo después, se convirtiera en una exitosa película.
Los grandes sucesos de Buenos Aires, los mejores elencos, las más costosas producciones engalanaban las marquesinas de las principales salas teatrales marplatenses en esos años, en donde todas las salas estaban habituadas a colgar en sus boleterías el cartelito de NO HAY MAS LOCALIDADES.

Esto no fue así en los años 80, en donde el grueso del público, se concentraba en cuatro o cinco títulos, convirtiéndolo en éxito, mientras tanto, los restantes elencos, luchaban por subsistir en cartel. Durante los 80, cambios sustanciales se apreciaron en la oferta teatral, surgiendo propuestas de clásicos del teatro (Lorca, Casona, Paso); actores de renombre que, que consideraban a la temporada marplastense de baja categoría, catalogándola de “grasa”, se convirtieron en sus más fervorosos defensores; las comedias de “living” armadas, en ocasiones, de apuro, le dieron paso a cuidados voudevilles de Camoletti, Rooney, Letraz, y las comedias de Neil Simon se convirtieron en las “vedettes” de varias temporadas.

Décadas de éxitos y de muchos fracasos, en donde en una temporada en particular, Gerardo Sofovich, con varios teatros bajo su regencia, y con muy buenas comedias y cuidadas producciones, colocó carteles en las puertas de sus teatros, anunciando el “remate” de las localidades.

Esta relación amor-odio-éxito-fracaso fue manteniéndose a lo largo de los últimos veinte años, en donde cada vez más, los empresarios y los actores, apostaron a la calidad de sus propuestas, llegando a estrenarse en Mar del Plata, títulos que han sido los de mayor suceso en el teatro nacional, como por ejemplo, Brujas, Made in Lanus, Gotán, y muchos más.

El abanico de posibilidades que ofrece la Ciudad para esta temporada 2003 es amplio y variado, abarcando la picaresca y el music hall, el drama y la comedia, el ballet y la ópera, y una serie de recitales de los mejores cantantes nacionales y extranjeros.

El éxito o fracaso de ésta temporada, dependerá únicamente de la actitud que los empresarios adopten, en cuanto al precio de las localidades, ya que desde el aspecto de la calidad que se ofrece el éxito está asegurado.