La ética del viajar sin equipaje

Por Silvia Sánchez

Caillo Crú es un espectáculo de clown realizado por un colectivo teatral El Bonche

Caillo Crú es un espectáculo de clown realizado por un colectivo teatral El Bonche integrado por argentinos y puertorriqueños. La puesta, mira a Puerto Rico desde la Argentina, al tiempo que mira a la Argentina desde Puerto Rico. En ella, el dominó como juego nacional y popular, el coquí, la salsa, los boleros, la plena, el box, la elección de Miss Universo, el reggaetón, la playa, son puestos a funcionar en otro sistema que los aleja de sus usos y sentidos originarios. Porque Caillo redescubre lo cotidiano y porque su mirada, descoloniza la mirada. Caillo nos habla del viaje como proceso constitutivo de la identidad, del viaje concreto, pero también de aquel que se realiza sin moverse del lugar. Su mirada traza el mapa de un mundo sin fronteras, pero no de ese mundo sin fronteras que nos acerca al fin de la historia sino de un mundo cargado de historia que reconoce y reescribe su pasado y sus tradiciones culturales. Así, por ejemplo, Caillo convierte la letra de una rumba o de un bolero en una carta de amor, en una lógica que desconoce la propiedad privada.

La puesta que se está presentando todos los domingos en el teatro Delborde, proyecta videos en tres paneles de tela por entre los cuales sale y entra Caillo, presentando una estética diferente, más cercana a lo pop. En ellos se ofrece otra realidad, se exhibe otro espacio, se muestra una Buenos Aires. Leo Serio (el director de video) logra convertir una pila de arena en un desierto o un muelle en un escollo insalvable, transforma el espacio cotidiano en un mundo lleno de peligros aparentes. Es el mundo tal como lo ve Caillo.

Acompaña a Caillo (un muy buen trabajo de Christian Nieves) Christian Noguera con la percusión, a veces para subrayar las acciones, otras para comentarlas, a veces también creando efectos (la brisa de la playa, el reloj despertador). Sin embargo, no hay nada más lejos que esa música de los modos habituales de musicalizar en teatro: en verdad, lo que suena en escena es el cuerpo de Caillo. Aunque sean ambos quienes, alternativamente, marquen los ritmos, las intensidades, lo que domina la escena es la fusión de esos dos cuerpos (el del actor y el del músico) que, en su unión, configuran un objeto completamente nuevo. Lo mismo vale para el diseño de luces de Marién Vélez. Su luz es la luz de Caillo y en ese punto radica lo brillante de su creación: los climas, los ritmos, los espacios que crea y transforma, son una emanación del cuerpo de Caillo, de la luz que emana, de la luz en la que permanentemente se disuelve.

Caillo nos habla del tiempo y del espacio; su cuerpo (escindido entre lo puertorriqueño y lo porteño) y el uso desviado que hace de los objetos, diseñan escénicamente la posibilidad de una vida mejor. Pero también la sombra de Caillo cambiándose la ropa, proyectada en los paneles, el Caillo privado (o tal vez el actor que lo interpreta) abre las puertas a la percepción de otra forma de vida posible, a una ética entendida como una estética de la existencia que consistiría en rehacernos a nosotros mismos, en asumir nuevas máscaras, de multiplicarnos en muchos otros. Es en este punto y en los que siguen es donde se ve el intenso trabajo de dirección de Helgalís Ramos.

Información: Caillo Cru en la Argentina. Christian Nieves como Caillo Cru. Música: Christian Noguera, el sonero misionero, Dirección teatral; Helgalís Ramos, Dirección de videos: Leo Serio, Diseño de luces: Marién Vélez. Delborde espacio Teatral. Chile 630.