Intimidad Indecente

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Por Fabián D´Amico

Una comedia como “las de antes” con brillantes actuaciones de dos grandes artistas.

Hay cientos de estilos dentro de la comedia como género teatral. Vaudevilles, de enredo, románticas, de humor físico, dramáticas, etc. Dicha variedad les exige a los actores que desempeñen esa cuerda una ductilidad extrema para adaptarse, aún dentro de la misma pieza, tanto a momentos jocosos como dramáticos. Los intérpretes de estas comedias son, en muchas ocasiones, el factótum del éxito de la propuesta. Esto ocurre en Intimidad Indecente, obra de la brasilera Liehla Assumpçáo en donde Arnaldo André y Marta González demuestran todo su oficio y presencia escénica.

Una historia simple pero muy efectiva. Una matrimonio con varios años de casados y cercanos a los cincuenta años comienzan a pasarse factura. El hombre recrimina el abandono físico de su mujer y ella alega desinterés sexual y emocional de el hacia ella. En esa discusión aparecen viejos rencores y estallan novedades que hacen que la pareja se separe. El público es testigo de varios encuentros posteriores del matrimonio con la particularidad del paso de 10 años entre escena y escena. Nuevos amores, experiencias enriquecedoras, intentos de acercamientos, los achaques propios de la vejez , la negación a ese estado de la vida y la cercanía de la muerte nutren los cuadros de la pieza que culminan con monólogos que quiebran la cuarta pared y que sirve como disparador para dar inicio a una nueva etapa de la vida de esta pareja.

Una comedia plagada de situaciones cotidianas que permite que la platea, en su mayoría femenina, se vea identificada, ría y se emocione en dosis parejas. Intimidad indecente está muy lejos de ser un alegato feminista o una obra para señoras, sino que ofrece una visión mordaz del matrimonio con un delicado equilibrio entre las fortalezas y debilidades de ambos sexos donde la cuota del fracaso matrimonial se encuentra repartida en partes iguales. Una traducción ágil y actual, con lenguaje cotidiano de María Antonieta Eyras facilita el trabajo de Arnaldo André como director, quien propone un discurso nada pretencioso pero eficaz tanto en la puesta como en la dirección de actores.

El punto sobresaliente de la pieza se encuentra en las actuaciones de Arnaldo André y Marta González. Ambos conocen el ritmo de la comedia y lo juegan de manera notable con un oficio y entrega encomiable. La evolución de la trama implica un trabajo físico comprometido, dando vida a seres octogenarios hacia el final de la obra, compromiso que André como director y actor asume y sobrelleva de forma plausible. Marta González ofrece una composición magistral de esta mujer en sus distintas etapas, donde con escasos recursos de vestuario y maquillaje y un trabajo corporal fascinante divierte y emociona hasta las lágrimas en una logradísima escena final.

Intimidad Indecente posibilita el acercamiento a una manera de hacer y contar comedias como “las de antes”, donde la diversión y emoción iban de la mano pero en especial, permite disfrutar de brillantes actuaciones de dos grandes comediantes