El partener
Por Fabián D´AmicoRadiografía de las relaciones filiales en una sensible comedia de Mauricio Kartun.
Pacheco es un artista folclórico que deambula por pueblos esparciendo su arte, conquistando mujeres, provocando desmanes con sus borracheras y huyendo permanentemente de sus deudas. En sus fechorías deja no solo a sus conquistas sino también a su partener Nico, quien además es su hijo adolescente.
El chico, abandonado luego de un accidente ocurrido en una representación, busca a su padre en un raid por pensiones de mala muerte hasta que da con él en un bar de Campana en donde el artista realiza la tarea de “mozo cantante”.
Nico necesita estar con su padre a pesar de la precariedad del lugar, las malas condiciones de vida de Pacheco y de la intención explicita de su padre en no darle albergue. Un motivo más para deshacerse del partener es Nydia, una profesora de danzas del lugar que prepara un nuevo número artístico con el folclorista para poder huir de su rutina diaria que se basa en el cuidado de su padre.
Las relaciones filiales y las complicaciones que estas generan están plasmadas por Mauricio Kartun desde una mirada sentimental pero sin descuidar el humor, elemento fundamental de su dramaturgia y no ausente en esta obra costumbrista con raíces gauchescas estrenada en 1988 que mantiene intacta su fuerza dramática.
Lo nuclear en esta pieza, más allá de una dramaturgia efectiva, son las actuaciones, guiadas certeramente por Manuel Vicente, quien dosifica de manera precisa lo sensible de los vínculos humanos con el quiebre oportuno del humor más sencillo y llano.
EL Pacheco encuentra a Juan Palomino en una etapa de madurez interpretativa plausible, donde desde un frio y distante comienzo, el actor se apodera plenamente de su rol y logra merced a la química con sus compañeros de elenco, una labor elogiable.Rodrigo Alvarez se luce como Nico, el partener de Pacheco, en un desafío importante para el joven actor, con un personaje fundamental para el desarrollo de la trama, del cual sale triunfador.
Mención destacada merece Ana Yorvino como Nydia. Un rol sumamente difícil, con cambios de ánimo constantes a quien la actriz dota de innumerables matices dando vida a una criatura tan frágil como decidida a cambiar de vida.
Desde una puesta minimalista y magistralmente iluminada por Gonzalo Córdoba, esta historia de un padre no preparado para dejar de ser hijo conmueve y entretiene de igual manera, respetando la esencia de un teatro tan propio y nuestro como el creado por Mauricio Kartun a lo largo de toda su trayectoria.
