Raíces de flamenco

Por Fabián D´Amico

Intimista y poético espectáculo sobre las raíces del flamenco.

El flamenco no es ajeno para los argentinos. Miles de inmigrantes formaron nuestra Nación, y sus hijos han continuado con sus costumbres y tradiciones. Espectáculos españoles son habituales y constantes dentro de la cartelera teatral, y durante muchas generaciones, el Teatro Avenida, fue su casa central. Ahora, más dispersos pero siempre presentes, se encuentran, como en el caso de "Raíces de Flamenco", en ámbitos de experimentación del teatro off. En la sala Mediterránea del porteño barrio del Abasto, pude verse un espectáculo de flamenco, pero desde una concepción y puesta diametralmente opuesta hasta lo visto en el teatro comercial. Un espectáculo que indaga las raíces de flamenco, y de las influencias que otras culturas no hispánicas le ha heredado a esta. De ahí que se llame "Raíces del Flamenco, de Sefarad al Cante Jondo". Sefarad es el nombre dado a los judíos que ocupaban territorios españoles, antes de la llegada al poder de los

"Reyes Católicos". Tanto judíos como árabes, convivían en paz y armonía con los propios españoles católicos, hasta que en 1492, los reyes dictaron un edicto de expulsión a los judíos que no se convirtieran al catolicismo; y su persecución. Ese destierro que provocó desarraigo y muertes, deja como legado, la influencia cultural en muchas regiones de la península. Es éste legado, el que busca rescatar "Raíces de Flamenco".

Con una puesta minimalista, en donde la iluminación juega papel fundamental, cada detalle está pensado y plasmado desde un concepto teatral. Dos sillas que marcan dos territorios hermanados: el de la palabra y el del canto. En una, una suerte de relatora, desgrana poemas y datos históricos. Desde la otra, una cantante, transforma, con su voz, los textos en potencia dramática. En el centro del espacio, como una especie de altar, símbolos e iconos de milenarias culturas. Detrás de las intérpretes, un espacio asignado a los músicos, los cuales, como parte de una coreografía teatral, van ingresando y representando con su ejecución, las diferentes etnias. Momento de alto impacto emocional y de gran simpleza y fuerza teatral, es el representado por el exilio. Con la sola acción de desarmar el altar, se provoca un quiebre entre las raíces y la nueva cultura. Esta, representada por el flamenco, desde lo musical, y con palabras de Federico García Lorca y León Felipe como marco de referencia a los cambios ocurridos. Cambios, si bien no hacen perder el tinte intimista de la representación, infunden a la misma de nuevos aires. El cante jondo desde lo musical y el flamenco como danza, invaden el espacio de la sala Mediterránea, con una fuerza arrolladora. La cercanía de los intérpretes con el público, hace que eso se potencie. Cada gesto, respiración, taconeo o gota de transpiración que cae de los cuerpos de los bailaores, se ve y palpa, se siente y se escucha desde la platea.
Con una puesta de Rafael Fernández, y Cristina Pérsico y Marcela Suez como responsables máximas de este espectáculo, éste, tiene un plantel de excelentes artistas, desde la artesanal y cálida iluminación, hasta los estupendos músicos y bailarores. Con fuerza, intención y mucho de investigación y compromiso de los interpretes, "Raíces de Flamenco" forma parte de esos hechos teatrales, que por más que se escriban cientos de palabras para explicarlos, son necesarios vivenciarlos para poder disfrutar de los climas que se logran (y que el público desde un respetuoso silencio sigue atento) y que resultan imposibles transcribir en un papel.