Un pájaro con vuelo teatral

Por Fabián D´Amico

Un texto difícil llevado de forma creativa a la platea infantil.

Lo que en una época fue moda, ya dejo de serlo. El teatro infantil comparte cartelera con otro tipo de manifestaciones teatrales durante toda la temporada. Cada año, con mayor antelación, se presentan las grandes producciones de infantiles que competirán en captar la atención de los más chicos, durante el receso escolar invernal.

Una de las primeras propuestas en estrenarse durante el 2005, fue "El Pájaro Azul". Basada en un cuento del belga Maurice Maeterlinck, narra la historia de dos hermanos, de clase humilde, que emprenden un viaje en busca de un pájaro azul que simboliza la felicidad. El camino no lo inician solos, sino que con la intervención de un hada, todas las mascotas y objetos inanimados que a diario rodean a los chicos, toman vida y acompañan a los hermanos, guiados por "la luz" hacia la búsqueda de esa quimera, que en verdad, la poseían más cerca de lo que ellos mismos imaginaban.

Maeterlinck plasmó en este relato, y en toda su producción literaria, valores y creencias muy particulares, plagadas de simbolismos. Su obsesión con el tema de la trascendencia, de la muerte y la vida después de la muerte, y de la defensa de la naturaleza, se encuentran en este cuento, al cual le dio forma de relatos de hadas, con elementos conocidos en otras historias como "Hansel y Gretel" o "El mago de Oz".
Existen muchas versiones de "El pájaro Azul" sobre un escenario, desde su estreno a principio del 1900 en Moscú; pasando por varias disciplinas de las artes escénicas, como el ballet y la opera. El mayor desafío a la hora de la adaptación de esta historia, a la escena infantil porteña, era la condensación de escenas que tanto por producción, como por truculencia de las mismas (como el caso del encuentro de los hermanos en un cementerio con sus abuelos fallecidos) se hacia difícil de plasmar.
La experiencia de Marisé Monteiro hace que esta versión esté lo suficientemente "alivianada" sin que esto, haga perder la continuidad o el interés de la historia. Desde este aspecto, "El pájaro azul" tiene una virtud difícil de encontrar en los espectáculos infantiles: no es nada más, y nada menos, que una "obra de teatro" en formato de comedia musical.
Acá se demuestra, que no es necesario en un teatro infantil hacer partícipes activos del espectáculo a los chicos, para que los mismos mantengan la atención, sino que, a través, de una historia correctamente contada, éstos serán, desde la platea, y con la existencia de una "cuarta pared", espectadores teatrales en formación e interesados de los que se muestra sobre un escenario.

Con este material, Ana Padilla plasmó una correcta puesta en escena y una ajustada dirección de actores. Acompañada de una generosa producción, un excelente vestuario de Cristina Pineda y una banda de sonido original del siempre creativo Martín Bianchedi, Padilla contó con un elenco del cual es de destacar la simpatía de Britos y Topa; la presencia escénica de Floria Bloise y Alicia Muxo y la siempre brillante Mónica Buscaglia, en dos papeles diametralmente opuestos, interpretados y en especial, cantados de manera deliciosa. El único elemento negativo dentro de los aspectos técnicos es la falta de una adecuada dirección coral, en especial, en las canciones grupales o en los coros.