Trapitos al sol

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Por Fabián D´Amico

Cinco grandes actuaciones y una certera dirección son los principales valores de La Vagina Enlutada.

La pieza teatral española Entre amigas marca un antes y un después en los elencos femeninos que tocan temas que incumben directamente al género. Un título que poco puede decir al común de la gente ya que en Buenos Aires se bautiza como Brujas y es fenómeno de permanencia y recaudaciones. Un primer paso para desempolvar obras anteriores con un plantel de mujeres y así se estrena Nosotras que nos queremos tanto entre tantas otras. En el 2017, Acaloradas, Menopausia show, Falladas, Confesiones de mujeres de 30, se suman a la larga lista y se incorpora a la misma un reestreno como La vagina enlutada.

Con mayor o menor carga dramática, todas tienen como disparador principal la situación de la mujer adulta y con experiencia en la vida y su enfrentamiento al abandono, la soledad, el sexo o la falta de él y el feminismo o machismo que predomina en la sociedad. La vagina enlutada tiene como base el libro del psiquiatra y sexólogo Walter Ghedin cuya versión teatral corresponde al mismo autor junto a Gastón Marioni, director éste de la pieza. Una obra que no escapa a los lugares comunes planteados con anterioridad y con un diseño de personajes esquemático y con cierto grado de previsibilidad.

Cinco amigas se reúnen en la estación de tren de un “pueblo de mierda” como todas lo definen para regresar a la ciudad luego del velorio del marido de una sexta amiga en común. Una devota católica que enviudo, una mujer que no puede sacarse de la cabeza al marido que la abandonó por una joven, una misteriosa y atractiva señora que oculta tras lentes negros un dolor inexplicable. Tres amigas que dan inicio a una trama que se dilata demasiado en palabras que no se dicen y en indirectas muy directas que se reiteran en demasía. La acción cobra fuerza con el ingreso de los otros personajes- una arquitecta alcohólica y una cosmetóloga un tanto tosca y frontal-quienes comienzan a desenmarañar cada una las historias ocultas que traen consigo y a que las caretas de todas se caigan.

Diálogos y monólogos forman la estructura de la pieza a la cual Marioni- hábil conocedor en el manejo de actrices- da un poco de dinamismo a ciertas frases hechas y mucho de lucha de sexos, engaños de ambos lados y secretos descubiertos de antemano. El valor de La vagina enlutada no está en lo que se quiere decir sino en cómo se dice. Al igual que en Melodías de diván- pieza de mujeres escrita y dirigida por Marioni- la labor del director y de un elenco potente y homogéneo hace la diferencia y crea un producto final atractivo.

Cinco protagonistas efectivas, cada una defendiendo con talento y frescura a su criatura dentro un ambiente despojado y con un único vestuario. La querible y aparente inocencia que Mónica Salvador le brinda a su Etelvina, el glamour externo y la fragilidad interna que trasmite Jessica Schultz, el desparpajo de Cecilia Tognola y una excelente Ana Padilla en el papel más dramático y mejor delineado de la obra son los artífices del disfrute. Merece una mención especial la incorporación al elenco original – la obra se estreno en 2016- de Judith Gabanni, una belleza eterna que crece con el paso del tiempo y el merecido regreso de una brillante comediante al teatro en un papel que la encuentra en su madurez interpretativa.

Historia simple, nombres alejados de lo mediático, un discurso discutible pero certero y una inteligente dirección para terminar la semana de manera placentera viendo- y disfrutando- de cinco grandes actrices.