Nadar Mariposa

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Por Fabián D´Amico

Intenso monologo sobre el deber frente a la vocación, que retrata, de manera certera, generaciones pasadas. Buen trabajo de Fernando Sayago.

Un hombre, vestido con un equipo deportivo, habla a la audiencia como dando directivas para un evento próximo a ocurrir. Su tono de voz, sus gestos y su postura denotan hostilidad, dureza, una construcción forzada y nada natural.

Nos encontramos en la pileta de un club barrial de Mar del Plata donde Pablo, el hombre en cuestión, es instructor de natación de un equipo a competir en las próximas horas. Técnicas a tener en cuenta, movimientos precisos y sincronizados, concentración, buena alimentación y nada de sexo son los consejos que imparte a los oyentes-competidores. Una “clase” dura y concienzuda que muestras grietas de una falsa personalidad y una masculinidad prefabricada.

A medida que el instructor imparte su sabiduría, muchas de sus experiencias en los inicios de su carrera deportiva salen a la luz y ponen en evidencia una vida “perfecta” plagada de sacrificios en pos de una imagen creada para el beneplácito de un padre exigente y la figura de un niño-hombre íntegro a reflejar ante una sociedad pueblerina y pacata. Una imagen que nos remonta al bello film “Billy Elliot” donde el padre de Billy quería que su hijo fuera boxeador cuando en realidad termina siendo un eximio bailarín. Pablo no corre con la misma suerte que Billy y debe vencer su temor al agua, la mirada de los otros frente a su fobia, el anhelo del padre en ver a su hijo convertido en un deportista y muchos temores más, en especial, ante el fracaso y sus consecuencias.

Todas estas presiones hacen de Pablo un ser competitivo, oscuro, cargado de preconceptos sobre ser masculino, sobre la diferencia con los demás y con un alto grado de xenofobia que demuestra con un compañero “morocho” que viene desde Batán (periferias de Mar del Plata) a competir con ropa inadecuada.

Un monologo intenso donde la fuerza del mismo está centrada en lo narrativo- excelente la secuencia del relato del fracaso en una competencia- más que en las limitadas acciones dramáticas que el texto propone y en una precisa interpretación de Fernando Sayago. La certera dirección de Lucas Lagré (autor también del texto) se basa en un minucioso trabajo con el protagonista, donde los movimientos contendidos y tensos de Sayago y los cambios de inflexión en su voz para traer al presente a seres de su pasado denotan una comunión efectiva entre actor y director.

Desde lo paratextual, la obra se plantea dos preguntas que la audiencia debe responderse luego de la representación: ¿Placer o exigencia? ¿Deber o vocación?. Nadar mariposa pone a público frente a un debate con respuestas inequívocas. Década del 80, país bajo un régimen militar, pueblo chico, padres estrictos, jóvenes soñadores pero dóciles. Un lugar mínimo para el placer donde el deber esta frente a cualquier otra alternativa. Una generación marcada por un signo fatal que deviene en adultos, como el caso de Pablo, que solo se permiten repetir esquemas conocidos.