Labios negros

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Por Fabián D´Amico

Brillante regreso de Carne de crítica. Excelente triangulación libro, actores y dirección que genera un espectáculo teatral de alto nivel artístico donde la risa y la nostalgia se dan la mano

El regreso de Carne de Crítica luego de varios años de su último espectáculo trae nuevos aires al grupo. Si bien Labios Negros mantiene el humor ácido y negro del grupo y conserva la estructura de scketches de creaciones anteriores, en esta obra se narra una historia que mantiene continuidad a través de los cuatro cuadros o “aires” en los cuales se diagrama el espectáculo.

Tres extras de la época de oro del cine Argentino conversan entre ellos mientas esperan filmar la próxima escena. Delita, una despampanante rubia, Herminda, minúscula pero portentosa y Adalberto, el hombre del trío y objeto de pasión de una de ellas y provocador de celos de la otra. Delita es admiradora de la “socia” como se la nombra en la pieza a la “novia de América”: Libertad Lamarque, en cambio Herminda es fanática de la “jefa”, de Evita a quien invoca e idolatra. Esa enemistad instalada en el inconsciente colectivo- con cacheta incluida de la cual fuera testigo Adalberto-potencia la rivalidad entre la rubia y la morena aunque una no pueda existir sin la otra y el codiciado hombre en el medio de ambas.

Un primer cuadro en la filmación de El hincha, el que le sucede en el velorio de Evita donde peregrinan para adorar a la patrona de los descamisados mientras critican a los asistentes, el tercer cuadro en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, ávidas que algún fotógrafo las retrate entre la multitud y vivando a las estrellas internacionales y un epilogo en la filmación de La casa del Ángel retratan- y enuncian- muchas más cosas que las que muestran.

El excelente libro de Laura Coton, María Rosa Pfeiffer y Patricia Suarez elige a estos tres extras no solo para retratar una época brillante dentro del cine nacional sino para mostrar a través de esa enemistad femenina, el movimiento peronista, el rol de la mujer en la sociedad, los prejuicios de ser madre soltera, el menosprecio de la clase oligárquica a la cual pertenece Adalberto hacia los actores y las consecuencias que éste paga por elegir el arte antes que su familia. Una dramaturgia efectiva con el propósito principal – y elogiable- de entretener pero con un entramado brillante de pequeñas alusiones gracias a las cuales se pueden entrar en otras capas del texto, no tan explicitas pero tanto o más interesantes que el tema principal.

La puesta en escena y dirección de Carlo Argento, con el excelente y minimalista diseño de iluminación y mapping creado por Matias Canony y el propio director, es de un profesionalismo elogiable y de un conocimiento acabado de los actores de Carne de Crítica. El dúo que conforman Francisco Pesquiera (Delita) y Claudio Pazos (Herminda) reafirman su química y llegada a la platea con dos creaciones que equilibran el humor más duro y ácido con la ternura más emotiva. Caricaturas que rozan lo grotesco pero nunca menospreciando la figura femenina, Pesquiera y Pazos se convierten en dos mujeres casi icónicas y representativas de una época y estilo gracias a un excelente diseño de vestuario, maquillaje y peinados que dan marco al deleite de estos dos grandes actores. Los acompaña Claudia Pisanu en una caracterización brillante , quien crea a un débil y querible Adalberto, desde la debilidad y la fragilidad femenina.

Si bien los momentos musicales son precisos y plausibles, lo valioso de Labios Negros es la triangulación libro, actuaciones y dirección, elementos fundamentales- y presentes en esta obra- para que cualquier discurso teatral arribe a buen puerto. Mucho humor, alta dosis de nostalgia, bienvenida dosis musical y el regreso de Carne de Crítica aseguran una velada teatral entrañable para quienes admiran ese tipo de humor y para quienes descubran las facetas humorísticas, guardadas por varios años, de Pesqueira y Pazos