Historia de Varieté

Por Silvia Sánchez

Con Gogo Andreu, Cutuli y Marcela Paoli.

Mira! ahí va el agente Tito Cossa, le dice Mariano, estudiante de teatro, vestimenta moderna y fanático de “Todos por dos pesos”, a su amigo, estudiante de teatro, vestimenta moderna y fanático de “Todo por dos pesos”.
Se refiere, claro esta, al dramaturgo Roberto “Tito” Cossa, que no para de pasearse por el hall del emblematico Teatro del Pueblo y de saludar gente.
Es noche de estreno y como suele suceder en estas ocasiones, la función se retrasa.
Seguramente los actores están listos, pero ya se sabe que en los estrenos lo importante es saludar y ser saludado, reencontrarse con colegas a los cuales hace mucho no se ve y preguntarles en que están. Con el pánico de que les vaya mejor que a uno y si es así, sonreír, dar media vuelta y marcharse.

“Historia de variete”, se estreno en el Teatro del Pueblo bajo la dirección de Salvador Amore y un elenco que cuenta con Gogo Andreu, Cutuli y Marcela Paoli como interpretes.
El texto le pertenece al” agente” Tito Cossa y la escenografía, al barbado Hector Calmet.
Hubiese sido un estreno mas, a no ser por un detalle: esa noche “debutaba” a los 83 años, Gogo Andreu.Entonces, las chicas bonitas a la caza de productores, las cámaras de televisión capturando romances donde no los hay y la histeria colectiva que suele convocarse en esas ocasiones, pasaron casi a un segundo plano.

La idea de todo, nació allá por el 2000, cuando Salvador Amore, docente y director teatral, le planteo a Cossa una inquietud que le daba vueltas en su cabeza hacia mucho tiempo : la necesidad de recuperar al actor nacional.
Quedaban pocos grandes, la mayoría de ellos ya no estaban y por eso no había que perder mas tiempo: había que robarles a esos que fueron grandes, los secretos que los hicieron grandes.
Manos a la obra, armaron lo que se llamo “En busca de la herencia”, un ciclo que funciono todos los sábados por la mañana en el Teatro del Pueblo, de ese año y del que siguió también.
Por allí pasaron Lidia Lamaison, Maria Rosa Fugazot, Osvaldo Bonet, Pepe Soriano, Jorge Luz, Guillermo Rico y Gogo Andreu entre muchos otros.
A la travesía se sumaron Luis Brandoni, el critico Romulo Berruti y el investigador teatral Osvaldo Pelletieri en carácter de organizadores.
La idea era que los veteranos contaran sus experiencias, charlaran con el publico en su mayoría estudiantes de teatro, y porque no , si aun les daba el cuero, hicieran algo de lo que sabían hacer.

Así fue que Pepe Soriano se despacho con su famoso monologo de “ El loro calabres”, que Jorge Luz improviso una escena con su personaje de la Tota, aquella procaz partenaire de la Porota que hacia el Gordo Porcel, y que cada uno fue haciendo lo propio.
La intención del grupo comandado por Amore, era que los actores viejos pudieran trasmitirle a los nuevos, sus métodos de actuación, sus trucos y guiños, para que lo que se dio en llamar ” actor nacional ” pudiera seguir existiendo.
Pero Amore y los suyos no habían contemplado que la mayoría de aquellos actores no habían estudiado teatro, no habían pisado jamas un Conservatorio, no habían oído nunca hablar ni de la memoria emotiva ni de Stanislaski.
Los “capocomicos” o grandes de la escena nacional, fueron mas bien una especie de iluminados que ni siquiera renegaron de la técnica: no la conocían.
Era pues, una empresa difícil de llevar a cabo. Por eso aquellos encuentros se redujeron a la anécdota personal, a lo emotivo. El Teatro del Pueblo se vio pues, habitado por la magia mas que por los secretos de cómo llevarla a cabo.
Algo que en estos tiempos, no resulta para nada malo.

Fue uno de esos sábados, que Gogó Andreu como invitado del seminario, piso el teatro de la calle Diagonal Norte sin saber que año y medio más tarde, lo volvería a pisar, ahora como protagonista de una obra de teatro.
Aquella vez, cuando se le pregunto acerca del arte del actor, Andreu afirmo que de lo que se trataba, era de vivir al personaje y no de actuarlo. Aquello era para el algo misterioso, había que convencer al publico que lo que se hacia era verdad, y sobre todas las cosas, capturar la atención.
Algo que no solo logro aquel sábado, sino también en su “vuelta a las tablas ”de la mano de Amore y Cossa.
Historia de Variete es un cuento que Tito Cossa escribió inspirado en algunas rutinas de Gogo Andreu y en otras propias.

Allí, todos los homenajes se hacen presentes: Andreu interpreta a Pepino, un viejo actor de variete que va de gira en gira con su arte, y resulta inevitable no remitirse a Pablo Podesta y a su “Pepino el 88”, personaje que animo y que fue un emblema del artista del circo criollo.
Pero Pepino no anda solo: lo acompaña Nelida, la vedette de la compañía que sin inocencia trae ecos de otras históricas Nelidas de la escena revisteril: la Lobato y la Roca.
Y también cerquita siempre, anda Artagman, su representante, en un guiño hacia el pasado y mas precisamente hacia Carlos A. Petit, representante mas que famoso por haber llevado a la revista porteña a las mas altas cumbres.
Y no solo eso. Sino que de la mano de Cutuli, quien oficia de Artagman, otros grandes se hacen presentes, como Pepe Arias ,Marrone y Francisco Alvarez.

Así, la obra transcurre evocando las distintas actuaciones de Pepino por diferentes épocas y regiones y jugando siempre con la escena y su detrás.
Por eso por momentos, Andreu actúa para un supuesto publico por ejemplo alemán y entonces se calza su peluca e interpreta un monologo, mientras un aplauso en off nos indica que nosotros estamos allí con el, y sentado muy cerquita nuestro, un tal Hitler. Cuando la representación termina, Andreu se quita su peluca y el mismo espacio que hasta segundos era un escenario alemán, se transforma en un camarín en donde un viejo actor añora por fin, regresar a Buenos Aires.
Andreu no se priva de nada: canta , baila, cuenta chistes y hasta recita un monologo de su propia autoria en el que parodia al actor existencialista y al teatro culto.
Justamente esta distinción entre teatro culto y popular, o mejor dicho, la fusión de ambos tipos de teatros, es el objetivo al que tanto Amore como Cossa aspiran.

El Teatro del Pueblo oficia como síntesis de la epopeya. Nacido a fines del 30, fue el primer teatro independiente de Argentina y de América Latina. Fundado por el periodista, escritor y director teatral Leonidas Barletta, el Teatro del Pueblo intento llevar a cabo un teatro de arte oponiéndose a lo que entonces se denominaba (¿denominaba?) teatro comercial, aquel de las grandes compañías y de los capocomicos. Roberto Arlt fue su dramaturgo estrella y una consigna a rajatablas parecía enarbolarse para la dupla Barletta-Arlt: las butacas son pupitres.
La intención, claro esta, era educar al pueblo.Era imposible pues en un mundo tan divido, que las aguas se mezclaran.El teatro independiente, comprometido, por un lado.El teatro pasatista, de variete, por el otro.
Por eso para Cossa y los suyos, Historia de variete mas que un espectáculo, es el resultado de un encuentro, ya que por primera vez se unen arriba de un escenario, el estilo de los viejos cómicos con los códigos del teatro independiente.
Regiones que se ignoraron históricamente por razones económicas, necesidades estéticas y fundamentalmente por prejuicios, como ellos mismos afirman, hoy se acarician tímidamente , inaugurando tal vez un nuevo camino para el teatro porteño.
Historia de variete es mas que un trasplante, es un espectáculo nacido, creado y realizado con la mezcla de ambos géneros, como insisten sus realizadores.

Es claramente, la cabal muestra de que los tiempos han cambiado y entonces las fronteras del tipo que sean, pierden su razón de ser.
Ahora termina la función y el publico se pone de pie para aplaudir.
El agente Tito Cossa se trepa al escenario. Lo siguen Salvador Amore y Hector Calmet. Todos rodean a Gogo quien intenta decir unas palabras pero no puede ya que el publico aplaude estruendosamente sin parar.
Por allí esta Oscar Martinez con los ojitos brillosos. Y Rómulo Berruti. Y la barba de Bernardo Carey. Y la voz de Jorge Luz que grita bravo!! y se hace escuchar a pesar de tanto alboroto. Y la seriedad de Onofre Lovero, cual espia enviado por Barletta para cerciorar que la lucha revolucionaria continua, ahora a base de celulares y tapados de piel.
Y algún desaforado que llora ante el emotivo regreso del actor nacional, mientras lleva su mano a los ojos para secar tanta lagrima y de reojo pispea, a ver si alguien captura semejante imagen de patriotismo.
Como de costumbre, suelen ser mas sinceros los tímidos gestos: Vamos a esperar porque el señor Andreu esta emocionado por estar al lado de Muiño, dicen que le dijo Lucas Demare a Gogo Andreu el primer día de filmación de el ”El viejo hucha”, ante la emocion del comico por trabajar al lado de Enrique Muiño. La misma emocion que Gogo sintio tantos años despues, en su regreso a la escena.

La gente se va retirando lentamente. En una mesita del hall, sobreviven algunos chips junto a algunos vasos ya vacios. Mariano y su amigo son de los ultimos en irse , detenidos por los chips. No tienen mas de veinte años. Gogo se les acerca y les dice : la verdad estaba asustadisimo, pibes. Probablemente los pibes, desconozcan que quien les habla, ha llevado toda una vida arriba del escenario haciendo lo mismo que aquella noche hizo.
Una voz entonces, resuena en la sala ya vacia : Prepotencia de trabajo, Gogo. Y Gogo sonrie porque sabe que no anda solo: el fantasma de Roberto Arlt tambien acudio a la cita.