Farinelli, el castrado

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Por Fabián D´Amico

Grandes voces y excelente trabajo de arte superan ciertas debilidades de libro en un ambicioso musical del circuito alternativo.

Carlo Broschi nace en una familia humilde y muy ambiciosa, la que trunca su existencia cuando en su infancia lo castran para mantener su voz de soprano. Ese hecho marca para siempre su vida, y lo convierte en el castrado más famoso de Europa, requerido por los más importantes teatros, cortes, reinados. Broschi adopta como nombre artístico de quienes fueran sus mecenas, la familia Farina, siendo de ahí en más conocido como Farinelli

Su lucha entre los fanáticos que lo adoraban y las mujeres a las cuales no podía amar, la carga insostenible de su siniestro hermano, las exigencias económicas de su padre, el amor incondicional de su madre y la lucha de Haendel para que Farinelli cantara sus composiciones son plasmadas por Rolo Sosiuk en un musical con mucho de la esencia cibrianera y en especial,de Drácula.

En una estructura cercana al musical operístico, Farinelli, el castrado goza de más aciertos que vicios, aunque estos últimos están presentes y son difíciles de eludir. EL recurso de la escalera móvil como elemento escenográfico, criaturas mitológicas cuya existencia no se explica y escenas grupales cantando a giorno son citas reconocibles, tanto en la puesta como en el libro de Sosiuk , al padre del musical argentino. El problema fundamental de este musical barroco( y de muchos tantos otros nacionales) radica en el libro, que con una muy buena primera parte donde se presentan personajes y acciones dramáticas, se diluye en escenas con poco peso argumental (en especial las conformadas por el padre, la madre y el maestro) y retornos innecesarios a una niñez ya entendida, retrasando el dramático y efectivo final de la historia.

Los aciertos de esta producción provienen de la parte musical. La partitura creada por Fronillo , que respeta las reglas de la época, es interpretada en vivo por una afiatado quinteto de cuerdas, que gracias a la acústica del teatro Empire (bellamente mantenido) suena de manera perfecta, al igual que las voces del elenco protagónico, y conserva ciertas reglas operísticas de la amplificación, lo que potencia cierta pátina clasicista de este musical.

Del trío protagonista sobresale Rodrigo Fornillo como Farinelli en una labor equilibrada entre el cantante y el actor sin descuidar ninguno de estos aspectos en la creación de su tormentosa criatura. Lalo Foncea logra un despiadado y visceral hermano y Penélope Pahl como el objeto de deseo entre ambos Broschi. Junto a ello se destaca la labor de Georgina Frere como la madre y el coro en un logrado trabajo vocal que permite que se comprenda cada una de sus intervenciones.

Otro de los aspectos destacados de la puesta es el trabajo de arte. Las proyecciones, el excelente vestuario de Calandra- Hock y el maquillaje de Salome Caracciollo equipara a esta producción del off con cualquier musical comercial de la Av. Corrientes.

Farinelli, el castrado es un válido acercamiento a la vida de este cantante peculiar y abre un futuro promisorio dentro del panorama del teatro musical nacional a sus nóveles creadores