El cuerpo manda (Sueño de una noche de verano)

Por Silvia Sánchez

Con el cuerpo de los actores como protagonista, Ovstrovsky recrea un clásico de Shakespeare.

En Sueño de una noche de verano de Yamil Ostrovsky, ha de quedar bien en claro que lo que se privilegia es el juego teatral, acaso como el propio William Shakespeare lo hizo cuando escribió esta pieza que, poniendo en escena el tópico del teatro dentro del teatro, se alejaba del ilusionismo teatral.

Alejarse del ilusionismo teatral no es otra cosa que develar los mecanismos con los cuales la representación ha de construirse, no es otra cosa que atentar contra la ilusión de realidad que ciertas manifestaciones artísticas enarbolaron, enarbolan y seguirán enarbolando. El juego de cajas chinas de colocar en una obra de teatro, personajes representando una obra de teatro, es una de las vías de acceso para la crisis de la ilusión y el surgimiento del ilusionismo.

Yamil Ovstrovsky ha seguido la ruta del dramaturgo inglés al plantear una puesta desde el “teatro físico” en donde lo lúdico ocupa el primer plano y en donde el sentido parece emanar más que de las palabras, del cuerpo de los actores.

Hay en este Sueño de una noche de verano una suerte de “comunión” entre los cuerpos, plasmada sobre todo en las escenas de danza o en algunos movimientos acrobáticos y colectivos.

EL personaje de Puck interactúa con el público todo el tiempo y acaso recree el espíritu de esta pieza de1595 que se supone, fue escrita para una fiesta nupcial. Puck es una especie de duende, criatura fantástica que se equivoca y que provoca una serie de enredos que al final habrán de resolverse.

El universo pergeñado por Ovstrosky está en consonancia con esta comedia fantástica, y aunque algunas actuaciones sobresalen más que otras, el intento de recrear un universo mágico sin otro recurso que el cuerpo, la luz y la música de Schumann, es más que válido.