Desde la lona

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Por Fabián D´Amico

Texto de Kartun con calificado elenco y certera dirección que remite a una manera nacional y popular de hacer teatro.

El colectivo, cuyo nombre es Marciano, no arranca. Se cansó luego de varias décadas de soportar rutas y malos tratos. Su dueño le habla, le pide que no lo abandone en este pueblo perdido. Los ruegos no son escuchados. El dueño de Marciano viene de varios fracasos. El más cercano es la función que realiza con su troupe de catch para 16 personas y luego de la cual todos los luchadores abandonan la gira. El campeón argentino de lucha de la década del 60 calma su sed y angustia con moscato que toma desde una damajuana en un sitio que tiene cambios repentinos de clima. El panorama futuro no es alentador y se circunscribe a calzarse nuevamente un traje de pantera rosa para diversión de los chicos en plazas y su subsistencia.

El dolor por el abandono de su única propiedad se potencia con los seres pintorescos que habitan el lugar. La encargada del buffet que le reclama el pago de las consumiciones mientras habla sin cesar sobre la gente del pueblo, un viejo bibliotecario que desalojan de su sitio en el club barrial para colocar mesas de pool y un chico deficiente que se aferra al luchador como una tabla de salvación para un futuro mejor. Lo que sucede es que todos los personajes ven en “quien vino de la capital” un ser superior, triunfador.

Desde la lona plantea el retrato de criaturas que, de no ser por la pluma de Mauricio Kartun, podrían resultar vulgar y chabacanas pero que gracias a su talento se convierten en queribles y reconocibles. Con muchos rasgos del grotesco criollo, Kartun invita al público a ingresar en este universo pueblerino con la apertura de muchas lecturas y apostillas que exceden la maquieta que cada rol presenta. El modernismo que la dueña del buffet vislumbra en la colocación de mesas de pool (“de formica y material sintético”) frente a lo inservible de un montón de libros que solo sirven para juntar polvo (y los cuales termina incinerando) es solo una muestra de un sinfín de metáforas que el autor utiliza para demarcar un juego demoníaco entre la tradición y el progresismo presente en personajes, historias y en definitiva el discurso artístico que denota su escritura en una época demarcada y que , hoy en día, mantiene cierta vigencia.

La dirección y puesta en escena d Mariano Terré es correcta y se potencia con la entrega del elenco. Si bien Fabián Caero es el protagonista de la historia, su buen trabajo se ve sostenido por tres logradas actuaciones( Alejandra Martínez, Luciano Rojas y Néstor Pedace) que infieren un arduo trabajo de dirección y una manera particular y decidida en cuanto a la narración de la historia, donde el realismo de las actuaciones se potencian con una escenografía de lograda realización que cuenta con el frente “real” de un colectivo de época, y una ambientación musical con la banda sonora de Titanes en el Ring que lleva a muchos a recordar su infancia o adolescencia.

Desde la lona es un acercamiento valido y plausible a un estilo propio y particular de hacer teatro-nacional y popular- que recuerda las viejas y gloriosas épocas de teatro de repertorio nacional en manos de la comedia nacional del Teatro Cervantes.