Cuando el teatro se acuerda de ser teatro

Por Silvia Sánchez

Con Acercamientos Personales II, la dupla Cáceres-Bonet logra una divertida y lúcida puesta.

El recambio generacional operado en el teatro en los últimos años ha dado a luz a una generación de artistas que además de ser talentosos, tienen una particularidad que los diferencia de sus predecesores: la versatilidad. Por nombrar solo algunos, Javier Daulte o Rafael Spregelburd no solo dirigen sus obras, sino que también las escriben y algunos hasta las actúan.

Con una relación con la critica teatral más dialéctica - de orejas abiertas y lengua discutidora-, esta nueva generación -hambrienta de saberes laterales- tiene una concepción del teatro muy interesante la cual por un lado supera al teatro de “tesis realista” (aquel que pretende “dejar un mensaje”) y por el otro, le hace ole a aquellas expresiones que se regodean con la creación de un teatro “para pocos”.

Acaso sea la generación de una síntesis “casi perfecta”, la cual da a luz un teatro para el corazón y la razón. Como dice el propio Luciano Cáceres: “Creo que tanto Daulte como Spregelburd son artistas muy capaces y significaron un aire nuevo que le vino muy bien al teatro. Hay algo clave en ellos que tiene que ver con una vuelta al entretenimiento. A veces entre los actores aparecen experiencias raras y esa cosa de hacer algo solo para nosotros o para una elite. Ellos no: ellos hacen cosas para que el público se divierta y la pase bien. Es un teatro efectivo, emocional e inteligente. Ellos confirman que se puede hacer un buen producto y que puede entretener”.

Luciano Cáceres debe -sin ninguna duda- integrar el listado anterior. Acercamientos Personales II es prueba de ese teatro “joven pero no tanto”.

En Acercamientos Personales II, nos encontramos con Mariano Crespi -hijo de un famoso banquero- el cual se fuga con información valiosa para vengarse de su padre. A Mariano lo persiguen Mónica López -mujer policía en su primera misión de encubierto-, Rodrigo Petruchi -doble de riesgo y asesino a sueldo- y Fabián de la Borrasca-, periodista en busca de la nota de su vida-. Mariano es encubierto por la deliciosa Sirena - ex-agente y estrella de un cabaret- quien lo trasviste y lo incluye en un número musical. A partir de allí, toda la serie de enredos y equívocos que el espectador pueda imaginar.

Planteada como una comedia policial musical “bizarra”, la obra que cuenta con la dramaturgia de Bonet y la dirección de Cáceres, explota de manera acertada todos los elementos teatrales. Por un lado, la acción dramática presenta una multiplicidad de elaboraciones: saltos en su progresión, avances, detenciones, situaciones paralelas, repeticiones. Por el otro, el uso espacial estalla en todas las direcciones dando muestras de que la puesta se juega en todos los terrenos. Lautaro Delgado compone su travestismo de una manera muy medida y con una sensibilidad asombrosamente femenina en un cuerpo asombrosamente masculino. Cada aparición que hace resulta extremadamente divertida, sobre todo cuando la obra va llegando al fin y su personaje -apareciendo por los diferentes espacios que la puesta propone- sorprende a los espectadores cantando una canción melódica “tipo Sandra Mianovich” con movimientos corporales de artista romántico “en situación de video-clip”. Desde la mujer policía pasando por el doble de riesgo hasta llegar a los “extras polifuncionales”, las actuaciones son uno de los puntos fuertes de Acercamientos Personales II.

Joaquín Bonet además de ser el autor y co-director, dice presente en calidad de actor y juega -al inicio de la obra- con la enunciación: nos cuenta a nosotros espectadores que él hará “todos los personajes”, es más, que todos los personajes tendrán el mismo vestuario (el que tiene puesto y que nos muestra) y es más, que ese vestuario es de él, ya que como la obra se puso en escena gracias a una cooperativa, no hubo plata para su vestuario. Con esa introducción, el espectador se torna cómplice de los enunciadores, pero lo más interesante de Acercamientos Personales II es que ese conocimiento en el hacer, o mejor dicho, esa complicidad compartida sobre una obra que se está haciendo ante sus propios ojos, no le priva al espectador ni de la sorpresa, ni de la risa, ni de la reflexión.

En una pantalla de video -que por momentos es el territorio de la progresión dramática- aparecen imágenes al estilo Crónica TV, que Bonet-Cáceres introducen para reírse y para pensar sobre la espectacularizacion de las imágenes policiales actuales.

Acercamientos Personales II es una historia armada de materiales teatrales yuxtapuestos, de capas enunciativas que se interceptan, de prestamos cinematográficos, de actores que además de actuar bien, bailan y cantan, y de un humor que no por ser caricaturesco, carece de sutileza.

Pero sobre todo, es una historia que pone toda sus fichas en el teatro. Y gana.