A chorus line

Por Fabián D´Amico

La agobiante jornada de calor soportada el sábado, no amedrentó a los fanáticos del género musical, y cientos de ellos, pudieron reencontrarse, en esta oportunidad, en el Teatro “DON BOSCO” de la localidad de San Isidro, con uno de los títulos, que mayor permanencia en cartel ha tenido, en la historia del musical en Broadway: “A CHORUS LINE”

La historia
A Chorus Line se estrenó en Broadway, en el Teatro Shubert, el 25 de julio de 1975, permaneciendo en ese teatro, hasta el 28 de abril de 1990 después de 6.137 representaciones.
Durante sus 15 años en Broadway (marca solo superada por "CATS"), este musical fue visto por casi siete millones de espectadores, y cosechó infinidades de galardones (9 premios Tony,
nominaciones para el Pulitzer, premios de los críticos de Nueva York, y de Los Angeles).
Se ha producido profesionalmente en más de veinte países alrededor del mundo, incluyendo Argentina, a fines de los años 70, con la producción de Alejandro Romay, en el Teatro El Nacional, con un elenco, compuesto entre otros, por Edda Bustamante, Yeni Patiño, Vicky Shocron, Toni Lestingi, Hugo Gómez y Susana Agüero.

A Chorus Line, revolucionó la manera que los musicales eran presentados, tanto artística, como técnicamente. La obra, salió de la rígida historia lineal, para tejer una serie de historias de vida de los bailarines, asiduos concurrentes a las audiciones, en busca de un “sueño” o simplemente de un sustento, con el cual pagar casa y comida. La producción original era, también, la demostración de un adelanto técnico usado por primera vez en Broadway: las computadoras en la cabina de control.

A CHORUS LINE es una creación de Michael Bennett, y se origina en las vivencias del grupo de sus amigos, de los bailarines, que sufrían constantes pruebas y rechazos. Estos, no eran las
grandes estrellas de los shows, sino, los cuerpos perfectos y las caras sonrientes de la última fila del coro. Mientras que la mayoría de espectáculos de Broadway eran, y son, fruto de una colaboración, A Chorus Line debió su éxito a su creador Michael Bennet, quien quiso un espectáculo que honrara y destacara a los "gitanos" (término teatral que en Broadway significa
("coro de bailarines").

El triunfalismo, el racismo, la segregación, la homosexualidad, las cirugías estéticas, la edad, las infancias traumáticas, el presente difícil, el futuro incierto, eran temas ajenos al glamour y liviandad de contenidos de los musicales, hasta la llegada de A CHORUS LINE, en donde se abordaron todos esos temas, desde un profundo respeto, acompañados de bellísimas melodías, que han hecho de los temas de esta obra, verdaderos clásicos.

La puesta
Nunca más vigente el sentido y el mensaje que deja esta obra, es decir, el esfuerzo, el sacrificio, las horas de ensayo para lograr un buen producto teatral, el cansancio, pero placentero, al realizar algo que realmente apasiona, que en la puesta representada de “A CHORUS LINE”, el sábado 23 de Noviembre, en el Teatro “DON BOSCO”.
Un grupo de 24 chicos y chicas, ex –alumnos del St. Trinnean´s School, dirigidos por Sergio Lombardo, han dado frente al público presente en la sala, la misma prueba que los 24 bailarines, protagonistas de la obra, dan frente a Zack, el director del musical, para conformar la línea de
coro de un musical.
El resultado de la prueba, es más que satisfactorio.

Un grupo afiatado, seguro de sus pasos, firme en sus voces, en donde cabe destacar la labor realizada por Jorge Maselli (excelente bailarín) Pablo Drutman (brillante interpretación dramática
de un monologo nada fácil) y Naty Voloninno (una revelación como bailarina y cantante), tres nombres a tener en cuenta y que sin duda, con el talento demostrado en esta función, brillarán, en un futuro muy cercano, con nombre propio, en las producciones de la Calle Corrientes.

Cada integrante del elenco, tiene su momento de lucimiento, aprovechándolo al máximo y obteniendo un trabajo de conjunto homogéneo.
Esto es así, y se nota en el escenario, gracias al manejo que Sergio Lombardo tiene sobre el grupo, y la estrecha relación que hay entre él y el grupo. La puesta en escena, es ágil, carece de tiempos muertos, muy habitual en trabajos realizados por elencos no profesionales, existiendo una buena coordinación entre la parte actoral, (largos y difíciles monólogos, bien resueltos ) el baile y las canciones.
Excelente el resultado obtenido por Romina Groppo en las coreografías, en especial, en el trabajo grupal, y en el final de la obra, en el clásico número de los trajes dorados, y los sombreros de copa, bailando los acordes de “ONE”.

Párrafo aparte, merece la banda de 9 músicos, que toca en vivo, y sobre el escenario, haciendo recordar los buenos tiempos, cuando todos los musicales “profesionales” contaban con orquestas, y no con pistas grabadas.

“A CHORUS LINE” volvió a representarse en Argentina, para el deleite de los fanáticos de los musicales, con aires renovados, posibilitando para muchos, el descubrimiento de un grupo de
gente que trabaja desde “lo vocacional” pero con la fuerza y la entrega de verdaderos profesionales.