Broadway Acústico

Por editor

Si bien hay muchos shows y/o espectáculos basados en canciones de Broadway, son pocos los que, marcan una diferencia. “Broadway acústico” es uno de ellos.

Si bien hay muchos shows y/o espectáculos basados en canciones de Broadway, son pocos los que, marcan una diferencia. “Broadway acústico” es uno de ellos.

Las razones son muchas, las cuales desarrollaremos en este comentario.

Más allá del talento de sus 4 protagonistas (Verónica Mackinlay, Cristián Bruno, Belén Mackinlay y Delfina Oliver), la propuesta se sustenta básicamente en la inteligencia y criterio con la que ha sido creada. En un especio espacio escénico muy pequeño, y solamente acompañados con un piano (a cargo de Eduardo Vaillant) y sus respectivos micrófonos (de cable), los intérpretes no solo se dan el lujo de ofrecer un recital; sino que con una cuidada puesta coreográfica logran un espectáculo que sorprende por el virtuosismo vocal expuesto y emociona con sus variadas interpretaciones.

El repertorio no se queda solo en clásicos sino que abarca hasta las últimas producciones neoyorquinas y hasta hace un guiño a la música del cine y al jazz; todo esto sin quedar como una mezcla sin sentido. Todo lo contrario, cada tema va llevando al otro, y sin que uno se de cuenta pasa de melodías muy complicadas y riesgosas a otras simples, dulces y tiernas, o a otras que el público tararea o acompaña con las palmas.

La calidad vocal del cuarteto “Freeway” como se denominan, es conocida por los amantes de los musicales, pero para aquellos que nunca oyeron hablar de ellos, se encontrarán con 4 voces muy distintas y que a la vez “funden” maravillosamente en la innumerable posibilidad de combinaciones de las mismas, durante la hora veinte minutos que uno las puede disfrutar. Si el repertorio es acertado, mucho más lo es la asignación de temas dentro del mismo, mediante la cual todos se lucen desde lo interpretativo.

Un diálogo ameno, informal, pero sin ningún error en la información que brinda, une los distintos bloques de temas, dando la posibilidad al público de saber la procedencia y/o la intención de los temas menos conocidos.

Verónica Mackinlay seduce con dulzura (La Bella y la Bestia) y muestra a su vez una gran solidez interpretativa (On my own).
Delfina Oliver, una reconocida artista del circuito del jazz, sorprende con su potencia y brinda su “estilo” en cada uno de los temas (Cabaret).
Cristián Bruno, hace gala de la ductilidad de su voz, logrando una gran adhesión del público (Pedro Navaja, en su versión original de “Lo ópera de dos centavos”)
Belén Mackinlay, protagonista de la próxima “Frankestein”, demuestra una madurez interpretativa realmente abrumadora (No llores por mí argentina).

Quedan pocas funciones en Clásica y Moderna, pero hacemos votos para que no dejen de ofrecernos este pequeño – gran espectáculo.