Nacho de Santis logra conmover desde su dramaturgia plagada de sutilezas y una conducción precisa de actores.
Desde el origen del teatro, el tema del amor es centro de infinidad de obras. Trágico, romántico, pasional, cómico. Pero pocas veces se lo trata como una enfermedad, como una epidemia, como una peste. En Gallo lo que más preocupa, más allá de la pérdida de Claudio, el protagonista tácito de la obra, es si una persona está o no apestada.